El Arte que Sana
Desde sus inicios mi obra se enfocó en la psicología profunda de los seres humanos, en el arte precolombino, en la semiótica Amazónica y en la resiliencia.
El objetivo interior de mi trabajo es ser feliz y ayudar a sanarme, el exterior es ayudar a sanar al Universo.
En mi primera serie, Identidades sistémicas (1987-1990) la temática fue la denuncia de la injusticia social; Esta serie fue trabajada de forma realista y con un lenguaje propio, al que el crítico de arte Hernán Rodríguez Castelo designó como neoexpresionista de crítica y denuncia social (Rodríguez Castelo Hernán, 2006. Antonio Romoleroux. Nuevo diccionario crítico de artistas plásticos del Ecuador del siglo XX pp. 568-570).
Desarrollé una profunda sensibilidad ante la injusticia social, la pobreza, la explotación, la discriminación, la desigualdad en la distribución de la riqueza, la corrupción, el maltrato, la falta de afecto, la violencia en contra de los niños, niñas y mujeres, la falta de libertad de expresión, la inconsciencia en general, situaciones que me impactaron profundamente y generaron una necesidad de expresar mis sentimientos respecto de esa realidad a través del arte. La constatación del sufrimiento que dicha realidad produce en la psique humana, me motivó a plasmar esa realidad social y sus efectos psicológicos en los seres humanos como son: la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático, etc. que pueden llegar a extremos de padecimientos que llevan a situaciones límite, como son los hábitos de carácter psicópata y narcisista, la agresión sexual a niñas y niños, así como el suicidio infantil y adolescente, realidades que, hasta el presente no han sido tratadas como una problemática social real, con graves consecuencias individuales y sociales.
Posteriormente decidí que mi obra no solo denuncie, sino que además evidencie procesos de superación de las diferentes adversidades, en la serie El yo consciente (2013-2014) que consiste en retratos testimoniales de personas resilientes de enfermedades, depresión, abandono, violación, adicción y muerte, trabajada en fotografía, video y texto.
Esta obra interdisciplinaria aporta a la función social del arte con una serie de retratos visuales y testimoniales, de personas de diversas edades, condiciones socioeconómicas y culturales cuya importancia radica en su capacidad de superación y que han vivido experiencias de resiliencia, entendida la resiliencia como la capacidad humana, individual y colectiva de superar las adversidades y salir fortalecido de ellas. Los testimonios escritos, acompañan a las fotografías, describen las adversidades que vivieron los protagonistas, cómo las superaron y en qué sentido se fortalecieron de ellas. Los principales objetivos son: reafirmar la función terapéutica del retrato testimonial; difundir la resiliencia y contribuir a la concientización de que todas las personas poseen esta capacidad durante toda su vida; nadie está exento de desarrollarla en algún momento. Estas imágenes y testimonios pueden servir de inspiración, para que otras personas concienticen sobre su propio proceso de resiliencia. Esta obra está realizada desde la consciencia para la consciencia, desde la salud para la salud.
Así también en la serie El mensaje de las modelos a la humanidad (2016-2020) desarrollada en dibujo y testimonios, que consiste en retratos y desnudos anatómicos de modelos de arte, en estos dibujos escribo las respuestas de las modelos a la pregunta ¿Cuál es tu mensaje a la humanidad?, con lo que completo un retrato integral: rostro, cuerpo, sentimiento y pensamiento de las modelos, que son portavoces de todos los seres resilientes. En la historia del arte, las mujeres-modelos generalmente han sido objeto de estudio anatómico, pero solamente su cuerpo y su rostro. Esta serie plasma también su mundo emocional y psicológico, expresando la profundidad de su consciencia.
Esta obra, que da voz a las modelos-mujeres, que completa un retrato integral del Ser, interior y exterior, proporciona un espacio para su expresión filosófica, sociológica y vivencial, con el objetivo de comprender mejor su universo interior, para poder desarrollar relaciones más saludables con nuestras hijas, parejas, madres, y con la feminidad del universo.
En esta obra las modelos-mujeres dejan de ser tratadas como cosas, y son retratadas como seres humanos, que nos comparten sus conocimientos. Escuchar profundamente es ayudar a sanar profundamente.
En la inauguración de la exposición. “El mensaje de las modelos a la humanidad” en Kunstraum Artescena, Leipzig, Alemania, el 19 de noviembre de 2021, La señora concejala de Leipzig Nuria Silvestre, dice en un fragmento de su texto: “Como política y activista en pro de los derechos humanos y de la naturaleza, festejo poder disfrutar del arte como medio para crear conciencia social.
Porque decía Bell Hooks, que “estar oprimida significa la ausencia de opciones”. Por eso empoderan inmensamente estas imágenes de libertad, dan fuerza y esperanza. Esperanza de cambio hacia el final del patriarcado, hacia el final de la opresión que vivimos a todos los niveles.
A partir de 1991 realicé investigaciones sobre arte precolombino y la concha Spondylus en la cultura valdivia (3.600 A.C.) cuyo significado estético más importante es su uso en el trueque mediante el principio ético de reciprocidad, éste molusco bivalvo era considerado más valioso que el oro, su valor se originó cuando los habitantes Valdivias se percataron que cuando la temperatura del mar era elevada, debido a la corriente del niño, aparecían las conchas spondylus prínceps y cuando bajaba la temperatura del agua del mar, debido principalmente a la corriente fría de Humboldt, las conchas migraban, esta observación les facilitó a los habitantes de la cultura Valdivia, controlar las variaciones climáticas y aplicar esos conocimientos en su actividad agraria, lo que les permitió prosperar abundantemente.
Posteriormente realicé investigaciones teóricas y de campo sobre la semiótica de los pueblos originarios Amazónicos vivos, lo que dio origen a la serie Amazonía espiritual (1991-2023) realizada en escultura, grabado y en su mayoría con la técnica original de mi autoría: óleo sobre intaglio, está fundamentada en su totalidad en la semiótica amazónica. la Amazonía es la selva tropical más grande del mundo con la mayor biodiversidad del planeta y los pueblos originarios que habitan este ecosistema, lo hacen de manera sustentable, por esta razón, la conservación de la semiótica de las diversas nacionalidades que la habitan es importante para el beneficio de la población mundial, tanto en la actualidad como en el futuro. Los signos utilizados en las obras, provienen de la estilizada pictografía facial que algunos pueblos originarios amazónicos todavía usan, significan: jaguar, anaconda, energía, águila arpía, mariposa, serpiente, mono, rana, esta última considerada como Dios de la fertilidad, porque domina la vida en la tierra y en el agua; en biología occidental la rana es un bioindicador, esta similitud entre la sabiduría milenaria amazónica y la ciencia occidental es muy importante. La semiología Amazónica es fundamental para ayudar a prevenir la extinción de millares de seres humanos y también de la flora y fauna endémicas de este ecosistema, Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Mi obra mayor pertenece a la serie denominada: Mi esencia en tus sentidos, comenzada en 1994, desarrollada con una técnica de invención propia: papel de abacá hecho a mano fundido con cobre grabado.
El papel es elaborado a mano con fibras de abacá. Esta planta (Musa Textilis) rica en celulosa, es una palmera que sirve para restaurar suelos que han sido destruidos por monocultivos. Por esta razón, este papel simboliza a la naturaleza y a las fragilidades.
El cobre es grabado al aguafuerte, aguatinta y soldado con suelda de plata, simboliza a la industria y a las fortalezas.
Los signos grabados en el cobre son símbolos sagrados de la Amazonía.
Al fundir el papel con el cobre, demuestro físicamente que la naturaleza es la que contiene a la industria, es una metáfora de que las fragilidades se pueden transformar en fortalezas.
El papel hecho a mano, elaborado con fibras de abacá, simboliza la naturaleza con su paz, sabiduría y salud. El cobre simboliza la ciudad con su estrés, violencia y enfermedad. El papel simboliza la fragilidad y el metal simboliza la fuerza, sin embargo, el papel es el que contiene al metal, es decir que lo frágil se puede convertir en fuerte y que la fragilidad como la fortaleza forman parte de la esencia del ser, la esencia de todos los seres humanos, quienes podemos asumir una respetuosa relación con la naturaleza, ya que formamos parte de la sabiduría y del poder de la naturaleza; así como lo hacen los pueblos originarios Amazónicos. Por este motivo los signos grabados en el cobre son estilizaciones de esta semiótica.
Las diversas nacionalidades Amazónicas viven armónicamente con la naturaleza, sin embargo, el medioambiente en el que habitan está desapareciendo debido a las consecuencias de las industrias: petrolera, maderera, minera y, hoy también, de la industria cárnica. Por lo tanto, es imprescindible preservar la semiología de los pueblos originarios que la habitan para proteger su identidad milenaria, así como también para proteger a la propia selva amazónica, este ecosistema, que alberga a millones de especies vegetales y animales endémicas, declarado por la UNESCO como reserva mundial de la Biósfera.
El papel es un elemento imprescindible en la sociedad; se deforestan permanentemente enormes áreas de bosques nativos para plantar eucalipto (tercer monocultivo más grande del planeta) para fabricar papel industrial. la plantación y extracción de abacá es mucho más sostenible. Por esta razón produzco papel hecho a mano de abacá.
El papel hecho a mano es símbolo de la cultura oriental ya que fue inventado en China, el cobre grabado es símbolo de la sociedad occidental debido a la revolución industrial y los signos son símbolo de las culturas del sur y centro América por su semiótica, creando en la obra sincretismo entre dichas culturas y sociedades, que no son solo mutuamente compatibles e incluyentes, sino, además, sinérgicas; con el objetivo de aportar a la humanidad compartida.
Actualmente la relación entre el arte y la naturaleza es importante para la supervivencia del planeta; los pueblos originarios que habitan tanto en la Amazonía como en otras selvas que aún existen alrededor del mundo, lo hacen con sabiduría y de manera sustentable; es imprescindible considerar al ser humano como parte de la naturaleza, en ese sentido, la supervivencia de los seres humanos y su salud física, mental y emocional depende de la responsabilidad con la que nos relacionemos con el medioambiente, así como de la protección de la biodiversidad.
Las enfermedades como el estrés, la ansiedad y la depresión que se producen en el cerebro y el cuerpo humanos debido al frenético habito de producción y consumo en la sociedad occidental contemporánea, pueden ser tratadas con amor, cuidado y respeto, lo que favorece a la producción natural de oxitocina y serotonina en el cerebro, esto es lo que permite sanar; aceptar que el ser humano es naturaleza así como los bosques, selvas, montañas, océanos y todos los seres que habitan estos ecosistemas, proteger al medioambiente y desarrollar un sentido de vida para el bien propio y de todos los seres vivos, es generar resiliencia positiva individual, social y del medioambiente.
Antonio Romoleroux